Una vez invitaron a Neruda y Lorca a dar una conferencia en un pueblo. Llegaron a la estación y nadie les recibió. Se fueron andando hasta el auditorio, preguntaron y les dejaron esperando. Al rato llegó el alcalde pidiendo perdón "hemos ido a recibirles, pero no les hemos reconocido. Pensábamos que vendrían vestidos de poetas".
A esto, Lorca respondió "es que somos de la poesía secreta".