Bajar la guardia en estos casos es un acto que lleva implícito el sentimiento de sentirte normal. Y aunque así sea en mi caso, se me olvida sistemáticamente que la sociedad en general no piensa igual sobre nosotros.
Todo lugar es hostil, de una manera u otra, para las personas de nuestro colectivo.
Es algo que no se puede evitar. Pasa y ya está.
Pero tampoco se nos puede olvidar que tenemos que luchar para que en un futuro esto no sea así.