Sus historias, en la mayoría de casos, centenarias, están ligadas ineludiblemente a las gentes de cada uno de los territorios a los que pertenecen. Merece la pena echarles un vistazo, y si os apetece, votar al que consideréis oportuno. El Pino Aprisquillo de La Adrada (Ávila) es finalista por nuestro país.