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Todo hay que explicar y explicamos, hacemos el esfuerzo. Ud. dice, por ejemplo, que el discurso autoritario y contra natura de la izquierda globalista está destruyendo al peronismo y salen a gritar como “respuesta” la ponderación del discurso en sí, no de mal que produce.
En concreto hablábamos de cómo la jerga ideológica de género es utilizada por la progresía entrista para imponer criterios de pertenencia en el peronismo para achicarlo, para echar gente. ¿Y qué dicen los progres? Pues recitan las bondades del lenguaje ideológico de género.
Pero no, señores, ese lenguaje no es el problema. Si lo quieren seguir impostando en sus círculos sectarios de jacobinos iluminados nadie les va a decir nada. El problema es cuando lo quieren imponer como criterio de pertenencia en el peronismo. Ahí se pudre todo, naturalmente.
Para ser peronista los únicos criterios son los que están establecidos en la doctrina peronista, son las tres banderas —soberanía política, independencia económica y justicia social— y lo prescrito por el General Perón en las 20 verdades. No hay más criterios que esos.
Un peronista no tiene que comulgar el la ideología zurda progresista, todo lo contrario. Un peronista es por definición un nacionalista popular democrático y se opone frontalmente tanto a los autoritarios iluminados de izquierda como a los autoritarios iluminados de derecha.
Entonces hay que hacer ahora la reconstrucción del peronismo y eso se logra corriendo a los seis o siete gatos locos y autoritarios de izquierda que mediante el entrismo se pusieron en la puerta y deciden, con criterios progresistas, quién pertenece y quién no al peronismo.
No, no, un peronista no es un progresista, no hay ningún peronista que sea progre, como dice Lorenzo Pepe. Los criterios del globalismo progresista hay que quitarlos y volver a convocar a los patriotas para que el peronismo vuelva a existir como tal.
No puede ser que media docena de autoritarios definan quiénes “atrasan” por opinión ideológica particular y determinen que esos no sirven. Un peronista piensa como quiere, siempre y cuando defienda los intereses permanentes del pueblo-nación argentino. Ese es el único criterio.
El único criterio para ser peronista. El enemigo del peronista nunca es el de al lado que piensa distinto, sino el de arriba que somete y condena al pueblo a la pobreza y a la exclusión. Los delirios ideológicos de los zurdos y los diestros son basura: hay que descartarlos.
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