A nadie se le escapa que el Deutsche Bank —como le ocurría a Credit Suisse— se ha visto mermado por más de un lustro de escándalos. La entidad fue multada en 2015 con 2.500 millones de dólares por participar en la manipulación del índice líbor (tasa de referencia del mercado interbancario londinense) junto a otros bancos; en 2018, fue investigada por Bruselas por formar parte de un cartel en el mercado secundario de bonos soberanos y en 2019 por un cartel en el mercado de divisas. La Comisión Europea tiene abierta una investigación para saber también si manipuló el mercado secundario de deuda pública en la negociación de valores en euros entre 2005 y 2016. Pese a los múltiples frentes, el banco pareció recuperar el pulso en 2022, cuando ganó más de 5.000 millones de euros, su mejor resultado desde antes de la crisis financiera.
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