@davidsala había leído sobre este origen de Yesterday y las consultas de McCartney con colegas, porque no acreditaba que le hubiera llegado tan redonda. Pero no sobre esta conversación posterior.
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Gabriel (gabriel@mastodon.uy)'s status on Monday, 28-Nov-2022 14:41:06 UTC Gabriel -
David Sala (davidsala@mastodon.uy)'s status on Monday, 28-Nov-2022 14:41:15 UTC David Sala "Según cuenta la leyenda, a mediados de los sesenta, Paul McCartney y Jacques Lacan habrían tenido una significativa conversación mientras viajaban de París a Londres. En aquella oportunidad Paul le habría narrado al famoso psicoanalista uno de los fenómenos paranormales más importantes en la historia de la música.
La escena se desarrolla en la casa de Jane Asher -la novia de Paul en aquel entonces- ubicada en la calle Wimpole, en la ciudad de Londres, un día de 1964. Según dicen los buenas lenguas, aquella mañana Paul despertó -luego de tener un extravagante sueño- tarareando una melodía soberbia, extraordinaria, pero decididamente inédita. ¡Era insólito! La canción se presentó íntegra, toda junta, de principio a fin, estrofa y estribillo; como si Melpómene hubiese bajado desde el Olimpo para obsequiársela.
Todavía en estado de duermevela, y ante el terror de que aquella melodía no fuese más que una idea en tránsito, próxima a fugarse, Paul tomó su grabadora de cintas, se sentó en el Bechstein Concert Grand piano, e inmortalizó aquellas notas invasoras para el fin de los tiempos. Por paradójico que pueda sonar, Paul había terminado de componer una canción... que ya estaba hecha.
Luego le dijo a Lacan: "Durante cerca de un mes fui a ver gente del negocio de la música, preguntándoles si conocían esa melodía. Fue como si hubiera encontrado algo que debía entregar a la policía. Pensé que si en unas semanas nadie la reclamaba entonces sería mía. Lo primero que hice con la melodía fue verificar si tenía dueño, y la gente me dijo: 'No, es encantadora, y estoy seguro de que es toda tuya'. Me tomó un poco de tiempo asegurarme que no pertenecía a alguien, pero como un buen buscador, finalmente la reclamé como mía."
Lacan lo escuchaba con interés mientras expulsaba bocanadas espesas de un habano culebra, de esos que vienen trenzados de a tres, borromeanamente. Hizo un largo suspiro y le dijo: "Tranquilo mi amigo, esa canción es de nadie, por lo tanto, es de todos. Usted hizo bien en reclamar esa melodía. Lo felicito, es un muchacho audaz, con un gran poder receptivo, pero debería desprenderse lo antes posible del prejuicio de la propiedad intelectual.
El plagiarismo no existe. Si abordamos el problema del plagio desde el registro simbólico, usted debería concluir que el pensamiento como propiedad privada es una farsa. No hay propiedad simbólica. Es como la telepatía mi amigo McCartney, se trata de la resonancia en las redes comunicantes de discurso, y usted, mi querido, no es más que un cuerpo antena. La verdadera pregunta es: si el símbolo es de todos ¿por qué las cosas del orden simbólico adquirieron ese peso para usted?" Ambos permanecieron en silencio unos minutos. Luego Lacan le preguntó por el nombre de la canción. Yesterday -dijo Paul."
(Texto de Bruno Bonoris)
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