Posiblemente a todo el mundo le suene la historia de cómo los lobos reequilibraron el parque nacional de Yellowstone. Lo que ahora se ha descubierto es que el comportamiento de los lobos puede verse condicionado por la presencia de un protozoo, el toxoplasma gondii, que podría hacerles más intrépidos y provocar que asuman más riesgos aumentando su territorio, la lucha por el liderazgo o su relación con el puma.