El año pasado por estas fechas estaba en una comisaría denunciando a mi hermano por acoso y coacción a mis padres, a los que ha dejado en la ruina. Un año después aquí seguimos todos juntos pero no es una bonita historia de redención navideña. Lo único bueno es que al menos hace no mucho conseguimos que por fin lo derivaran al hospital de día del centro de adicciones y que él parece que se está tomando en serio su recuperación. Pero todo es muy frágil.