PA' LOS NUEVOS
(EDICIÓN DE 28 DE DICIEMBRE ―apta para el primero de abril en otras latitudes―, últimos párrafos)
Acabas de llegar a Mastodon y ya te has encontrado con un encendido debate sobre el joseo? Has leído discusiones donde la gente acusaba a los joseadores de ser responsables de las diez plagas de Egipto pero todavía no entiendes QUÉ RAYOS ES EL JOSEO? Pues este toot es para ti.
En algunos círculos hispanohablantes de Mastodon, se entiende por «joseo» un cierto juego verbal que consiste en tomar algún mensaje ajeno y copiarlo con alguna modificación (muy pequeña) para producir un efecto humorístico (y publicar esta nueva versión, claro).
Las técnicas más habituales para producir un joseo son:
- modificar una letra,
- modificar una palabra,
- añadir alguna palabra,
- atribuir la frase a algún personaje famoso, real o de ficción.
Aunque la intención es humorística, el humor es muy personal y, así, es normal leer joseos que no nos hacen gracia (también hay humoristas que nos ponen de mal humor, verdad?).
Ejemplo de #joseo (sacado de la vida real):
Alguien escribe el siguiente mensaje:
«Me urge un año sabático.»
En origen, este mensaje puede ser serio, pero su tono es informal (tanto por el medio donde se publica como por la falta de argumentación u otro contexto, un simple desahogo personal).
Al cabo de un momento, una pandilla de joseadores audaces, haciendo gala de su vocación e imaginación, nos bombardean con sus variaciones, es decir, con sus joseos:
- Me urge un año satánico.
- Me urge un año socrático.
- Me urge un año sabánico.
- Me urge un año seráfico.
- Me urge un año Epinemidénico
- «Me urge un baño sabático.
Viernes de cualquier mes.»
- «Ano semiótico.
Que no!!!»
-Me urge un año selvático.
- «Me urge un año selvático.
---Tarzán»
- Me urge un año soviético.
- Me urge un año orgásmico.
- Me urge un año mastodónico.
E così via. Como se puede observar, es un simple juego verbal, que puede hacer gracia o no, pero no hay, en ningún caso, ataque personal al autor del mensaje original; de hecho, es muy probable que los autores de los últimos joseos no hayan llegado a ver el mensaje original y no sepan ni quien lo escribió (por cierto: yo no he visto el supuesto mensaje original del ejemplo, sólo me lo he imaginado; tal vez, el mensaje original era uno de los que he tomado por joseos).
Tampoco hay contubernio para josear ni nada de todo eso: sólo una pandilla de gente que, aprovechando cualquier pausa, se une a una broma verbal totalmente inocente. Ahora bien, si el joseo tiene éxito, genera un alud de mensajes de tal magnitud que puede llegar a parecer que ha sido meditado y organizado: nada más lejos de la realidad, puesto que se trata del efecto bola de nieve (amplificado por el joseo recursivo, esto es, josear un joseo sin ni siquiera tienen en cuenta el mensaje original, como se observa en el atribuido a Tarzan).
Como todas las bromas, lo razonable es hacerlas solamente con personas con quien tenemos una cierta confianza y sabemos que no se van a tomar a mal nuestro joseo. Por eso mismo, por la confianza que implica, muchos vemos el joseo como una manifestación de simpatía hacia el autor del mensaje original.
Por cierto, necesito un año sabático, y no es broma.
(Y no pongo la lista de los joseadores audaces, autores de los joseos del ejemplo, para que no sean josea... denunciados, bloqueados, denigrados...)
Si lo encuentran divertido, participen del joseo. En caso contrario, adviertan a sus eventuales joseadores de que no les gustan esta clase de bromas y verán como no se las vuelven a hacer: aquí venimos a pasarlo bien, no a molestar a nadie (aunque algunos afirmen lo contrario sin aportar prueba alguna cuando se les pide).
EDICIÓN DEL 28 DE DICIEMBRE
En el fondo, el joseo es mucho más inofensivo de las INOCENTADAS del 28 de diciembre (del primero de abril en otras tradiciones): las inocentadas están institucionalizadas, todo el mundo se cree con derecho a gastar bromas a todo el mundo, incluso a perfectos desconocidos, sin preocuparse lo más mínimo de que pueden resultar incómodas, molestas, desagradables e incluso ofensivas.
Esta institucionalización llega al punto de que incluso los medios de comunicación (que pagamos de una forma o de otra para obtener información veraz) se permiten incluir noticias falsas con la excusa de que «son inocentadas».
Y, lo que es peor: a diferencia del joseo, no hay manera de evitar las inocentadas porque están en todas partes, prensa, calles, familia...
En resumen, al joseador impertinente lo podemos silenciar; al cuñado que pone un petardo en la tarta, al medio de comunicación que nos anuncia la quiebra de la empresa X o al desconocido que nos cuelga un muñeco de papel en la espalda, no.
Y, sin embargo, nadie ha dicho (todavía) que las inocentadas sean acoso.