"Cuando tuvo lugar [...] [el] Mundial de Fútbol en Catar, se establecieron "varas de medida" [...] p/ tildar a la cultura catarí [...] de violadora de los derechos humanos [...] Quienes más la señalaban lo hacían como si estuviesen exentos de lo mismo; aunado, nunca quedó claro si las críticas eran objetivas, brindaban datos reales (como los supuestos miles de migrantes explotados y asesinados durante la construcción de los estadios) o más bien se apoyaban del supuesto [...] de que "todo aquel que use turbante [...] es terrorista", así que, ¿por qué no creer en semejantes cifras sin siquiera preguntar por la ubicación de las pilas de cadáveres acumulándose mientras se pudrían bajo el inclemente clima del desierto?"