Si partimos de que "El poder del Estado sólo puede mantenerse mediante el crimen", podemos concluir que todos los jefes (y las jefas) de Estado son criminales. El problema no es ese, el problema es que no todas las cortes penales, internacionales o no, juzgan o acusan a los jefes (o jefas) de Estado por sus crímenes.
De hecho, prácticamente nunca lo hacen.