Una de las cosas que pude constatar ayer es que cuando hablas de reorganizar la sociedad para distribuir los recursos de forma óptima te dicen que eso es utópico.
Tócate las gónadas, el realismo capitalista nos ha acabado convenciendo que lo utópico es plantear un sistema sostenible y lo realista es pretender crecer infinitamente en un planeta de recursos finitos.