Un investigador usa chatGPT para sus cosas, chatGPT le da una referencia del Guardian, el investigador no es capaz de encontrar la referencia y escribe al Guardian, donde se vuelven locos porque no son capaces de encontrar un artículo que, claro, no existe.
Vamos a vivir una época dorada (¡doradísima!) de artículos publicados y revisados por pares en los que se mencionan fuentes ficticias. Porque a ver quién coño se para(ba) a mirar las referencias una a una.