Mi padre, a sus 88 años, tiene que tomar la que quizás sea la decisión más difícil de su vida:
- Entrar un quirófano con un corazón funcionando al 38% y con fibrosis en los pulmones y un riesgo ALTO de no salir de la operación.
- No entrar en el quirófano y dejar que se extienda un tumor de riñón «serio y agresivo»
La decisión, ahora mismo es dificilísima porque él está bien. No tiene ni un dolor. No ha perdido energía. Come como un cosaco (como siempre). Sale con sus amigos de txikiteo...