Ahora entiendo la magia de tener 40.
Básicamente es sentirse como adolescente, de nuevo sorprendida por la vida como la primera vez.
Pero
Sin cagarla a cada instante, y sin los dramas del desamor o los amigos, ya vale madre quien haga qué, no hay chismes y si los hay no importa en lo absoluto.
A los 40 uno se vuelve cínico, práctico, eficiente, pero nunca indiferente. Sabemos cómo ayudar a los que amamos, sin descuidarnos a nosotros mismos.
Y el sexo ...
Miaw, ese por alguna razón es mejor.