Me gustan los lugares donde no sucede el capitalismo.
Las bibliotecas públicas. Las riveras.
Hemos venido a Burgos a que Raquel se examine de la oposición.
Mientras, he ido a la biblioteca pero estaba cerrada.
En una librería, he comprado un libro de poesía: “La parte del fuego” de Pol Guash.
Dentro de los libros de poesía tampoco suele suceder el capitalismo.
He buscado la rivera del río. He leído el primer poema:
Los padres de nuestros abuelos iban
al bosque, justo al lugar preciso, allí encendían un fuego y decía la palabra. Todo
funcionaba. Nuestros abuelos no
supieron ya prender el fuego, y pronunciaron: Solo sabemos las palabras que tenemos que decir.
Nuestros padres enunciaron:
el fuego y la palabra, los desconocemos,
pero sabemos el lugar del bosque al que acudir.
Eso basta, pensaban. Y, en efecto,
fue así. Nosotros: ni el fuego, ni la
palabra, ni el claro de aquel bosque.
Todo lo desconocemos. Pero de todo
podemos aún contar la historia.
Lo hacemos.