Viajo de Badajoz a Madrid en autobús, como hace 50 años. Para en los pueblos. Ahí fuera están a 35 grados a las 10 de la mañana, dentro del autobús parece Siberia. Con este aire acondicionado voy a pillar otra neumonía.
Echo de menos a mi abuela. A estas horas ya habría zurrado al conductor para que quitase el aire.
Aquella mujer estaba hecha de otra pasta. Con ella hacíamos viajes de 24 horas parando en todos los pueblos. Casi como ahora, 50 años después.
Qué poco hemos cambiado