Los discursos de odio, racistas u homófobos, no son y no pueden ser "radicales". "Radical" quiere decir ir a la raíz, e ir a la raíz del racismo implica reconocer que la raza es un instrumento de dominación social deliberadamente generado para separar a los explotados de si mismos. Ir a la raíz de la homofobia es encontrarse con el (hetero)patriarcado como instrumento de dominación que impone la opresión de la mujer y la economía sexual.
Los discursos de odio son superficiales, no radicales.