"Liebre joven", Durero, 1502.
Es las antiguas madrigueras de un paraje, vive una liebre joven. Sabe que la tierna grama crecerá después del invierno, conoce su territorio y sus espacios íntimos, el subsuelo, las raíces dulces, la medicina de sus arcillas. Hoy un hombre la atrapó para pintar su indefensa fisionomía. Ella guarda en el reflejo de sus ojos el estudio del visitante. Son inmortales entonces, la liebre, el artista y el refugio.