La identidad individual y comunal se desarrolla por medio de un conjunto de hechos que caracterizan a los sujetos de una manera particular, íntimamente relacionados con la historia y la cultura a la cual pertenecen, así como de la trayectoria personal, misma que, no obstante, se enmarca dentro de una cultura e historia en específico. Tanto los individuos como los grupos humanos somos el resultado de estos dos grandes elementos [...], lo que determina la pluralidad [...] que caracteriza a la humanidad. Sin embargo, atravesamos tiempos de obscurantismo en donde una gran cantidad de culturas del mundo se han convertido [...] en entidades amorfas, carentes de personalidad, carácter propio, autonomía y capacidad de decisión, vulnerables a la domesticación que la oligarquía [...] nos impone [...]