Aunque el cáncer está profusamente extendido y no es sencillo determinar soluciones eficaces para curarlo, se puede proponer que, si la estrategia de dominación y domesticación ha sido el menosprecio de la cultura, la imposición unicultural, así como la tergiversación de la historia, el remedio es la antítesis: retomar su estudio desde los recursos de la ciencia social y las humanidades para aprender a observarla con objetividad, es decir, para aprender a pensarla, lo que permite reconocer y valorar la cultura como la fuerza de la gente en tanto colectividad y la de los sujetos en tanto individualidad.