"Tengo una sensación intensa en el pecho que es fina toda vez que extraña: una fuerza que viene impresa de la certeza que me obliga a hablarte, como si me diera la confianza de actuar porque de pronto tengo el conocimiento de lo posible. Esta pulcra seguridad se manifiesta como si rasgara los trapos turbios con los que hemos disfrazado "lo real", obligándome, como de un impulso irrefrenable se tratara, a hablarte con la convicción de que me estás escuchando; con el convencimiento de que, por lo menos en los siguientes días, puedes verme y escucharme porque te estoy hablando. Porque dicen que son precisamente en estos momentos cuando la consciencia se expande y abarca la grandeza del cosmos infinito, y todo lo ve y todo lo sabe; porque cuando existe una conexión espiritual es para siempre, inmaterial e ilimitada…"
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