«Así, hubo quienes se pasaron años anhelando el pan blanco que no podía faltar en la mesa. Todavía hoy es común ver a personas mayores que sin excepción acompañan cualquier comida con el preciado y sagrado alimento y que lo besan si se cae al suelo, pero nunca lo desperdician. Son estas señales de la “memoria del hambre”, como la llama Román, que sobrevivió con quienes la padecieron aunque en ocasiones lo nieguen ante una sociedad que avergüenza a quien pasa hambre.»
Doncs, sí, com mon pare, que fins i tot menja pa amb l'arròs i amb la pasta. I, si et descuides, amb la pizza.