En la era victoriana las relaciones internacionales eran complicadas, por lo que se inventaron medios de comunicación alternos. Las flores mandaban mensajes sencillos, dependiendo de la especie y color. Pero, para mensajes cortos y efectivos, en las reuniones sociales se usaba el abanico. Dependiendo del movimiento, parte del cuerpo señalada, ángulo y apertura del mismo, se transmitía una señal diferente. ¡Quítate de enmedio, Morse!
Es una pena que ese lenguaje se haya perdido. Casi...