Ayer dimos el adiós a nuestro pequeño Triskel. Nos salió al encuentro hace ocho años en un pueblo de las Hurdes, famélico y con displasia de cadera. Ayer ya no podía andar y en la resonancia nos confirmaron que los daños en la columna no lo hacían operable.
Han sido ocho años muy intensos, nos ha supuesto mucho esuferzo sacarle adelante pero siempre tenía su mirada de agradecimiento y sus ganas de seguir adelante.
Le vamos a echar de menos.