Por la cantidad de sentencias, advertencias y debacles de los últimos años se diría que lo peor de las criptomonedas ya pasó, verdad?
Pues ayer quedó Raquel con su amiga contable y le contó que la cosa está peor que nunca.
Tanto es así que la amiga contable ha decidido que va a cobrar 3000 euros por hacerle la declaración a cualquiera que invierta en criptomonedas.
Un precio de lo más disuasorio. Pero justo. Una clienta hizo 400 operaciones para ganar 2 euros.
Y todo eso es trabajo para el contable.
Hacienda también se niega a hacer estas declaraciones, claro.
Me da pena, la verdad. Hablamos de adultos, no niños. Víctimas de otro sueño sustentado en cisnes negros, pésimo conocimiento del funcionamiento del mercado financiero, falta total de lógica estadística y, sobre todo, muchas muchas necesidades de poner la fe en un pelotazo.
Uno gana. Mil pierden. Muchos acabarán más endeudados. Si es que no lo están ya y se hunden mas.