Ya van varios colegas que me cuentan que sus padres se han radicalizado (radicalizado mal, aclaro) con contenido que les entra por el móvil, sea WhatsApp, sea TikTok, sea la hostia en verso.
Leí hace tiempo un tuit que decía que nos preocupamos mucho de lo que hacen los adolescentes con el móvil y no le hacemos ni puto caso a lo más importante: qué hacen los mayores de 60.