Escapa a mi comprensión la falta de humanidad (o exceso de ella, tal vez) que exhiben quienes pagan por traficar y obtener como mascota un ejemplar de una bebé subespecie de gorila en peligro de extinción crítica.
Aquí la historia de Mozambique. Una bebé rescatada en el último momento cuando ya se la llevaban. No creo que haya sido un final feliz, feliz habría sido que siguiera libre con su familia en la selva de la que la sustrajeron. A saber qué fue de su madre.