Siempre me ha hecho gracia cómo las pseudoterapias son introducidas como vía alternativa cuando la ciencia no sabe cómo abordar a un paciente que no responde.
No estoy hablando de las bolitas de azúcar o beber lejía, pero de otras pseudoterapias que han ganado bastante terreno en el campo de la salud mental: acupuntura, quiropráctico, etc.
Hasta modalidades de yoga espirituales.
Últimamente es la única solución que he escuchado en la consulta del médico público