Redactando un recurso en un caso penal de propiedad intelectual, el software de jurisprudencia aplica inteligencia artificial y el resultado es un texto muy elaborado que me ahorra mucho tiempo. La paradoja es que ese texto carece de propiedad intelectual, un derecho que solo pueden ejercer personas, no máquinas.
Los argumentos para denegarnos pensiones de invalidez y jubilación también se escribirán así, por máquinas que nunca sabrán qué significa ser discapacitado, y que nunca se jubilarán.