Aunque la esperanza de vida actual es mucho mayor que la de la Edad Media y antes, los adultos medievales no morían con treinta o cuarenta años de media. Esa era la esperanza de vida al nacer, que estaba sesgada por la elevada mortalidad infantil y adolescente. La esperanza de vida entre los adultos era mucho mayor: un hombre de 21 años en la Inglaterra medieval, por ejemplo, podía esperar vivir hasta los 64.