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Raquel y yo seguimos dándole muchas vueltas a lo de Errejón. A la preocupación humana le ha seguido la política. Ambos hemos votado a Errejón en varias ocasiones y en varios partidos.
Hoy esos partidos responsables de promocionar la carrera de Errejón hablan de un fallo en los mecanismos internos de detección de esos casos y se proponen reforzar estos mecanismos.
Pero ayer leíamos la carta de Rita Maestre, donde confesaba su desolación al haberse enterado estos días de cómo Errejón le mantenía ocultas relaciones paralelas abusivas mientras eran pareja.
¿Qué mecanismo, qué protocolo de partido va a detectar aquello que no detectó ni Rita Maestre en su propia pareja?
¿Qué curso, formación o auditoría va a cambiar a personas capaces de un doble juego de personalidad como el que perpetró Errejón durante años, en la cara algunas de las personas más formadas en violencia machista de nuestro país?
Ninguno.
Entonces, ¿cómo evitamos al siguiente Errejón?
No veo una solución técnica al problema; no veo que ningún plan racional organizativo de partido pueda prevenir un caso así.
De hecho, no creo que los partidos actuales puedan depurarse de forma interna de personalidades como la de Errejón.
Raquel y yo repasamos nuestra experiencia en la política local, y la de otras personas con experiencia política que conocemos, para entender por qué no han podido y por qué (si siguen así) no podrán prevenirnos del siguiente Errejón.
Aquí 3 razones: