ensimismados
encostrados
enmarcados
enteros a pedazos
todo menos estar
vivos en la vida ajena
atentos a la deriva
al torrente de todas las sangres
tiempo abajo
todo
más importante
que atreverse
que descorrer el velo
que dejarnos acometer
por lo inmenso desconocido
se nos nota la desesperación
como a los deshumanos
la avaricia y las manchas
de plástico tibio en la boca
firmes y conformes
cargados de espanto
alcanzamos el fin del mundo
ese borde desde el que se escurre
nuestra existencia hacia un orden
que aprieta la realidad
para descoyuntarla