Querida loca resentida:
Según voy experimentando situaciones y planeando y ejecutando tareas también, en ocasiones, tomo notas mentales para entintar la página del diario con ellas (con lo que permanece -o yo creo que lo hace- desde que ocurrieron hasta el momento de la escritura). Es un modo como cualquier otro de llevar ingredientes a un dietario, supongo que uno apegado al concepto de escritor de brújula. Este proceder que pretendo utilizar no me vale. Mi cabeza es una comarca. Tengo tanta actividad cerebral absorbiendo, conectando (¡conectando!) y asentando ideas, sucesos y saberes que pedirle labores de secretaría roza la autoexplotación.
Sí, soy consciente de que olvidé lo que pretendía escribir aquí; sí, siento cierta culpabilidad. Ya me he confesado en esta metapágina. Contrito y sin penitencia. La flagelación para el BDSM.