—Me han dado un puto concierto de ladridos en la siesta para olvidar, y les he recordado cuán importante es para mí este momento de la tarde y lo necesario que es el silencio para el descanso de las personas. Con tres alpargatazos para cada uno ha sido suficiente.
Y ahora mismo hay un silencio sepulcral en la casa. Creo que no se atreven ni a respirar.
—La verdad es que los perros son muy molestos cuando se ponen.
—¿Qué perros? Yo me refería a mis hijos.