La muerte de la filósofa griega Hipatia de Alejandría a manos de una turba de monjes cristianos en el año 415 se debió principalmente a su participación en una amarga contienda política entre su amigo y alumno Orestes, el prefecto romano de Alejandría, y el obispo Cirilo, y no a sus opiniones religiosas. Su muerte tampoco tuvo nada que ver con la destrucción de la Biblioteca de Alejandría, que probablemente ya había dejado de existir siglos antes de que naciera Hipatia.