@francescxavier@Javichi La esposa no era nadie, no era nada. Su valor venía determinado por su capacidad para procrear y para trabajar en la casa y/o el campo. Por cierto, el marido no tenía por qué someterse a ninguna ordalía, ya que estaba en su derecho de follarse a quien quisiera, excepción hecha de las mujeres de los demás. En la mayor parte de los casos, cuando una esposa no tenía descendencia en los dos o tres primeros años del matrimonio, ya podía darse por muerta o repudiada (con suerte), porque el marido no tenía tiempo que perder y la vida era mucho más breve que ahora.