Cuando era pequeño los reyes dejaban los regalos en casa cuando pasaba la cabalgata, al volver de recoger caramelos nos los encontrábamos ahí. Claro, como eran mágicos aprovechaban el paseo para ir repartiendo. Nunca sospechamos de padre o madre que siempre olvidaban algo y tenían que volver a entrar retrasándonos en eso de ir a coger un buen sitio.
La explicación es que a la mañana siguiente los papis tenían que ir a la aceituna y no volverían hasta las 17-18 de la tarde. Pa qué iban a dejar los regalos para encontrarlos por la mañana si siempre íbamos con prisas tomando el desayuno y vistiéndonos para ir con la abuela.
Visto con perspectiva me parece muy atractiva la idea de replicar eso de dejar los regalos justo cuando pasa la cabalgata, se elimina la ansiedad de esa noche y da para jugar antes de ir a dormir. Pero señora lo ve una abominación imperdonable...