Hay que desconfiar de cualquiera que nos venda la justicia como un proceso simple.
La justicia es compleja porque debe serlo. Las legislaciones, los procesos de oposición, son complejos porque la complejidad los hace más justos.
Pero a veces, a veces encontramos una fórmula de justicia simple y pura, y es un encuentro tan bello como una ecuación de Newton, tan bello como un axioma rector del cosmos.
Y la que yo tengo en mente, efectivamente, es que quien cocina no friega.