Conversation
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El daño como introducción de imposibilidad: {(P & ~Q)→~R} v {(P & Q)→~R}; #moral #imago #cuerpo
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Que también es como exclusión de elemento necesario.
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Si se desarrolla el planteamiento queda claro que el daño puede ser de dos tipos: cuando {¬R}, y cuando {¬P,¬R}.
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Es decir: (i) cuando el hecho no se produce; (ii) cuando el hecho no se produce y el antecedente pierde la suficiencia.
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Lo interesante es que el acto que /produce/ el daño no guarda relación ni con antecedente ni con consecuente para dicha "gravedad" del daño.
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Y que da lo mismo que sea imposibilidad por adición que por sustracción.
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Es decir, hay dos tipos de daño; el que afecta sólo al conscuente, y el que afecta al antecedente y al consecuente.
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Lo curioso es que si el daño es causal [a lo {R→¬(P→¬Q)}] entonces el antecedente se convierte en irrelevante.
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Se revela un matiz moral pre-evaluativo: (i) el daño como fruto de un hecho causal en /solitario/, o (ii) como fruto de un condicionante.
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El primero no admite matices (o gravedades). El segundo sí.
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El primero establece una necesariedad en el daño. El segundo es una interferencia que podría haber eliminado la suficiencia.
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En ejemplo mundano: 4 elementos. Piedra, ventana, plancha de madera, quitar piedra.
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Si estamos en (i), el acto sería quitar la piedra para que no se pueda tirar contra la ventana. Si estamos en (ii), es tapar la ventana ~
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~ con la madera. Ambos tienen el mismo resultado. La ventana no se rompe. Pero afectan de manera distinta al tirar la piedra.
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Escoger si la imposibilidad es /fuerte/ (eliminamos la piedra y entonces no se puede lanzar), o /débil/ (la piedra puede lanzarse pero su ~
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~ efecto queda inhibido). El caso es que ambos no llevan a {¬(ventana rota)}. Pero con dos disposiciones distintas. Y en el caso de (ii) ~
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~ no se puede obviar que hay un efecto posible sobre el tirar la piedra (al ver el tablón el lanzamiento de piedra puede no producirse).
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Ahora pongamos un ejemplo más cercano a nuestro entendimiento como "daño".
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{ciervo, arco y flecha, tablón de madera, quitar flecha}
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Si quitamos la flecha, el disparo no puede producirse, y el ciervo no es cazado (y morimos de hambre). El disparo desaparece en la ~
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~ transitividad del proceso. *puff*. Se hace irrelevante. Y podría ser sustituido por cualquier cosa.
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Si ponemos el tablón, el ciervo sigue vivo y nosotros nos moriremos de hambre, pero el disparo aún es posible.
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Así que tenemos dos maneras de calificar un daño: desde cómo cambia el resultado final (el ciervo), y desde cómo afecta a ese resultado ~
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~ y a las acciones que provocarían ese resultado.
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Esa calificación es /meta/. Es una descripción /previa/. Y esa construcción de causalidad de daño *ya* es una disposición moral.
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¿Y por qué la perspectiva pragmática (quitar la flecha) se lleva el gato al agua? Porque es el mínimo común de ambas perspectivas.
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Es un hecho común a ambas posiciones, se puede definir como causa, y encima al eliminar el disparo, /parece/ más eficiente.
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La trampa es creer que por ser el mínimo común a ambas posiciones es *objetiva*. Y no. Es tan moral (o tan ideología) como la otra.
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También admite la inclusión de otra moral (la de la eficiencia) como marco de evaluación sin que nos demos cuenta.
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Sin embargo no sólo lo objetivo no es lo común, sino que además podemos construir un análisis análogo para la /eficiencia/, y llegar ~
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~ a la misma conclusión. Que la eficiencia es un marco pre-decisional que es a su vez una elección de disposición. Es decir, moral.
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En resumen, y para acabar en lo que todos sabemos: calificar algo como daño es hacerlo desde una disposición moral que nunca es absoluta.