En la SGAE desarrollaron un nuevo modelo de negocio, robarse entre ellos. Unos cuantos autores emprendedores de la entidad consiguieron levantar 100 millones.
Esto de la rueda no es nuevo. Antón Reixa, presidente de la SGAE desde mayo 2012 hasta su destitución en julio de 2013, denunció en junio del mismo año que once socios de la SGAE se habían embolsado 25 millones tras registrar 25.000 títulos. La SGAE realizó una investigación sobre los ingresos de esos once socios y sus empresas por haber recaudado cifras astronómicas desde 2005.
Según Antón Reixa, “uno de los posibles detenidos en la operación había registrado 6.000 obras en cinco años, le tendríamos que haber dado el Premio Mozart a la fecundidad autoral”.
El rollo de “la rueda” aunque legal, dicen, pintaba como el cobro fraudulento de derechos de autor y deja con el culo al aire tanto el Ministerio de Cultura como a la propia entidad de gestión por hacerse los distraídos durante demasiado tiempo. Incluso TVE conocía el asunto y optó por no hacer nada.
Para el chanchullo, se usaron empresas distintas privadas de los listos para vender sus “creaciones” a televisiones públicas y privadas.
Pagar por enlazar
Esta semana también hemos sabido que, más de dos años después de la creación del engendro, CEDRO quiere empezar a meterse pasta en el bolsillo por el canon AEDE y ya ha avisado al agregador Menéame de que… o paga o paga.
El canon AEDE es ese impuesto de cita en modo ley hecho a medida en base a la LPI, obligatorio e irrenunciable y regalado por el Estado a las “empresas sin ánimo de lucro” de gestión de derechos del que los autores serán los únicos que no vean un duro.
Y seguimos sin saber en qué consiste exactamente eso del “fragmento no significativo”, tampoco se conocen las tarifas que se han inventado cuatro listos.
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