Conversation
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«Y los siguientes dos días nos dedicamos a buscar a Florencio Salazar en los panteones que circundan la ciudad. Hasta que lo encontramos. Tenía una lápida muy modesta, sucia, en la parte más recóndita de un cementerio, bajo un árbol seco y desmembrado.
Paco consiguió un balde, agua, una escoba. La tumba quedó limpia. Pusimos flores. Paco le pidió perdón en voz alta, muchas veces. Escribió algo en un papel y lo enterró a los pies de la lápida. No sé qué puso. Desde entonces va él solo a visitarlo, cada quince días. A leerle los poemas y los cuentos y las novedades que Florencio no tuvo tiempo de saber.Tener un secreto compartido de ese tamaño y con todo ese dolor, te convierte en mejor amigo. Dejé de decirle tío al tío, y pasó a ser sencillamente Paco.
Sigue llorando algunas noches, tal vez un poco menos.
Matar a un hombre te hace ser de donde ese hombre está enterrado. Porque a la larga te darás cuenta que habrás matado un poco o un mucho de ti mismo.
Para siempre.»
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Es un extracto del libro «Persona normal» de Benito Taibo.
Habla Sebastián, un niño de 13 años huérfano de padres que vive con su tío Paco.
Lo que me gustan a mí estas lecturas tan emotivas <3
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Más contexto (anterior a todo):
«—Háblame de tus demonios. Ya no soy un niño. Quiero saber —le solté lo más directa y contundentemente que pude.
—Vamos pues, a hablar de hombre a hombre…
—No. Mejor como dos viejos amigos.
—Tienes razón. Que así sea, como dos viejos amigos.
Cerré la libreta y me dispuse a escucharlo.
—No soy tan bueno como parezco. Nadie lo es. Todo el mundo guarda algún secreto que lo atormenta. Yo tengo los míos. Hace muchos años maté a un hombre. Desde entonces no puedo conciliar el sueño.
Me quedé de una pieza. Podría haber pensado cualquier cosa excepto eso. No podía imaginarme a Paco haciéndole daño a nadie, absolutamente a nadie.
—Fue accidental, pero eso no me libera de la culpa. Tenía diecisiete años, estaba borracho. Manejaba con total imprudencia, sintiéndome el dueño del mundo. Al dar una vuelta me subí a la banqueta. Allí estaba el hombre. Esperando su autobús. Lo maté instantáneamente. Como era menor de edad sólo estuve tres años en un reformatorio.»