Apostatemos de las redes sociales y los servicios privativos que utilizamos a diario como Twitter, Facebook y Google. Son empresas trasnacionales que monopolizan la información, el derecho a la privacidad en internet e imponen sus políticas no sólo en nuestras vidas privadas sino en los diferentes Estados del mundo, a la vez que lucran millones de dólares vendiendo nuestros datos al mejor postor.