En primer lugar: el relativo estancamiento de la velocidad de los procesadores.
Desde hace casi una década la velocidad de los procesadores se ha estancado entre 3 y 4 GHz, aunque recientemente hay tímidos intentos de llegar a 5 GHz.
Las mejoras de una familia de procesadores a otras suelen estar en el número de núcleos, mejor consumo, tamaño de litografía, memoria caché, etc.