Quien se descarga de la red un disco de Joaquín Sabina o un libro de Saramago compartido públicamente por alguien que incluso puede haberlo comprado legalmente, es un pirata. Ahora, que las discográficas o las editoriales de turno le paguen al autor o autora de una obra un 4% de los beneficios (soy generoso) y luego le cobren al comprador 20€ del ala no es piratería, no es un robo de la propiedad de alguien.
https://zagueros.wordpress.com/2017/07/17/cultura-y-sindrome-de-estocolmo/