La acogida del gobierno de Pedro Sánchez a los 629 náufragos rescatados por el Aquarius fue puro marketing político. Ni un gesto humanitario ni un cambio real en la política migratoria y de control de fronteras españolas. Tampoco la nueva idea de Merkel y Macron de abrir prisiones para migrantes fuera de la UE es ninguna solución y supone un paso más en la espiral de vulneración de los derechos de los llamados a convertirse en el segmento más explotado de la clase trabajadora. Defenderlos es defender los derechos de todos los trabajadores y trabajadoras.
La acogida del Aquarius, un gesto no tan solidario