Yo no necesito psicólogo
Nada como posarse en el fondo del mar y rascar la barriga de una foca con las propias aletas, verla subir a tomar bocanadas de aire solo para regresar por más!
Esas miradas coquetas cuando te sorprende por detrás o por debajo, siempre por donde no la esperas. Solo para dar un par de alegres piruetas y desaparecer a lo lejos. Presumiendo su increíble movilidad y sin discriminarnos por nuestra enorme torpeza
Curiosa, tierna, tímida y sigilosa gozadora de una nueva y rara amistad...
después de eso. Regreso a la superficie y mi mundo ha cambiado. No me siento el mismo. No recuerdo si algo me aquejaba.
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