Sin duda, lo que apunta es una gran verdad. Con todo, no deja de sorprender un poco cómo esas mentiras pueden cuajar tan hondo cuando la evidencia del buen gobierno era palpable en la experiencia directa.
Es de ese aspecto el que debemos aprender mucho. ¿Será que la base popular de los movimientos progresistas realmente no comprende la filosofía de lo que apoyan y por eso cualquiera puede hacerlos dudar?