Pues qué queréis que os diga: como alternativa habitacional a pasar hambre tirado en la calle yo lo veo. Te visten, te dan de comer y a las diez a la cama sin nadie tocando los cojones con músicas o jaleos. Y se lee una barbaridad, según me han contado antiguos inquilinos de la trena.
Se dispara el número de ancianos que cometen delitos en Japón para vivir acompañados en la cárcel