Las mujeres sostienen una dura lucha por conseguir que sus derechos sean respetados, por ocupar su lugar en la sociedad en igualdad al hombre. Que se tomen como carta de cambio para conseguir un sillón, rebajándolos como si fueran un objeto de saldo, es inexcusable y ninguna mujer, de la ideología que sea, debería permitirlo.
La política debe usarse para proteger a la población y, sobre todo, a sus partes más necesitadas de protección, como es el colectivo de mujeres.